“Es hora de reiniciar los contactos con el ELN”, dijo el presidente Gustavo Petro esta semana, en una declaración que reabre la puerta a la negociación más compleja de su política de “paz total”. Sus palabras llegan en un momento especialmente tenso: mientras el Gobierno intenta revivir los canales con la guerrilla, el ELN vuelve a estar en el centro de una tormenta geopolítica que involucra a Venezuela, Estados Unidos y el propio Palacio de Nariño.
El reciente ataque de fuerzas estadounidenses en el Caribe, que dejó tres presuntos narcotraficantes muertos y que Washington vinculó directamente con esa guerrilla, reactivó las tensiones en torno al papel del grupo en la región. A la par, el expresidente y ahora candidato Donald Trump acusó a Gustavo Petro de ser “un líder del narcotráfic