Junts afirma que esta vez sí se ha llegado a un punto de inflexión. El expresidente de la Generalitat y líder de Junts, Carles Puigdemont, ha convocado el lunes a la ejecutiva del partido en Perpinyà para decidir si rompe definitivamente con el PSOE, tal y como algunos dirigentes defienden. La decisión que adopte la cúpula se someterá a votación de la militancia, una fórmula que fue la que ya se utilizó para acordar la salida del partido del Govern que compartía con ERC bajo la presidencia de Pere Aragonès.
Según el orden del día de la convocatoria, en la reunión del lunes se hará un balance del acuerdo de Bruselas y se abordará las “acciones a emprender” al respecto. Se da por hecho que será una nueva reunión maratoniana. En Junts ha ido aumentando el enfado con el Gobierno por considerar que nada de lo que se negocia se consigue desencallar y no quieren que lo mismo que ellos afeaban a ERC, que no obtenía nada a cambio de su apoyo al PSOE, se pueda reprochar también ahora a Junts.
Este miércoles en el Congreso de los Diputados, la portavoz de Junts elevó el tono contra el Gobierno y se refirió a la “hora del cambio” para lanzar el que los posconvergentes subrayan que es ya el aviso definitivo a Pedro Sánchez.
Desde el Gobierno se muestran tranquilos a pesar de la dureza de los de Puigdemont y no lo ven como un ultimátum: “Es una frase que han conseguido colar en el telediario”.
La duda es si Puigdemont sigue descartando el apoyo a una moción de censura presentada por el PP, algo que tampoco está nada claro que Alberto Núñez Feijóo esté dispuesto a impulsar. Algunas voces en Junts han especulado con la posibilidad de dar apoyo a una 'moción instrumental' con el único propósito de forzar unas elecciones.
En el Gobierno afirman estar tranquilos. Saben que el expresident puede optar por abandonar las negociaciones que están en marcha, tanto en el Congreso como los encuentros que se han ido celebrando en Bruselas y Suiza. Pero añaden que Junts continuará presentado propuestas y que el PSOE no dejará de intentar negociarlas con ellos. “Estamos cumpliendo con lo que está en nuestra mano y lo que no está en nuestra mano estamos intentando que se cumpla”, relativizó Sánchez desde Bruselas tras ser preguntado por los últimos movimientos de los independentistas.
Pese al mensaje de calma que se traslada desde el Gobierno, sus problemas con los independentistas se multiplican puesto que a los problemas con Junts se suma el malestar cada vez mayor de ERC. Los republicanos reprochan a la vicepresidenta Montero que esté descafeinando cada vez más el acuerdo para una nueva financiación para Catalunya, el pacto que permitió la investidura de Salvador Illa. Fuentes de ERC señalan que el modelo que ofrece Hacienda no garantiza, no ya una ordinalidad estricta, sino que Catalunya mejore alguna posición de ingresos por habitante respecto a la situación actual.
Los republicanos han advertido tanto a Illa como al Gobierno de Sánchez que si no se desencalla la propuesta de financiación singular no cuenten con sus votos para los presupuestos de unos y otros.

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