Hay días en los que cuesta siquiera aparentar que uno es buena gente . El protagonismo de quienes se han ganado a pulso la desconfianza o algo peor se lleva por delante las ganas de serlo. Conlleva un esfuerzo que no siempre compensa; la facilidad con la que se manejan quienes no hacen ese esfuerzo anima a la imitación.

Carlos Mazón no caza perdices, solo las marea. Pero no se puede decir que sea un proteccionista más que de sí mismo. Ayer aprovechó el aniversario del borrón más grande que puede tener su currículo para comentar, casi de pasada, que “hubo cosas que debieron funcionar mejor” en la gestión de la catástrofe que segó 229 vidas en la comunidad que preside -sorprendentemente, todavía- y nos pidió a todos reflexión. ¡Hala!

Si lo arregláramos extirpando al personaje sería fác

See Full Page