Si uno piensa en La Rioja inmediatamente se le viene a la cabeza el color rojo del vino tinto, que le ha valido su fama internacional. Pero esta región tiene otras muchas tonalidades : el blanco, de sus ríos y su cielo; el verde, de sus campos, sus huertas, sus montañas y sus bosques, y por último, el amarillo, de sus tierras y monumentos. Toda esta amalgama conforma además los colores de su bandera.

Su riqueza paisajística se entremezcla con su historia, su cultura y su sociedad que definen la fuerza con la que esta tierra afronta los desafíos presentes y futuros.

Y es que La Rioja se encuentra en plena transformación de su sector vitivinícola, clave en el impulso del desarrollo de la región, para conseguir una mayor sostenibilidad y adaptarlo a los efectos del cambio climático. Es

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