Nick , un joven estadounidense que reside en Barcelona desde hace más de dos años, ganó popularidad en TikTok por documentar con humor las diferencias culturales entre España y Estados Unidos . Su cuenta @spainwithnick se ha convertido en un espacio donde relata experiencias. En uno de sus vídeos más recientes, el creador abordó un hábito que hacemos a diario .

Pero no es cualquier hábito: según él, revela mucho sobre el carácter español . Su sorpresa no tiene que ver con la gastronomía, ni con los horarios, sino con una forma muy particular de expresar emociones y que, para los estadounidenses, resulta tan curiosa como desconcertante .

¿Cuál es el hábito que hacemos a diario que desconcierta a los estadounidenses?

En su vídeo , Nick relata una escena común: una cola en el supermercado, una caja abierta y una máquina de pago que no funciona. Según cuenta, una persona delante de él se quejó en voz alta, pero sin dirigirse al empleado .

En lugar de expresar su frustración directamente, lo hizo para que todos los presentes lo oyeran, incluido el trabajador, pero sin confrontarlo.

«Acabo de salir del supermercado», explica Nick en inglés, «y cuando la caja no funcionaba, la persona delante de mí gritó: ‘¡Hombre, no! ¿Por qué no abren otra caja?’… pero no se lo dijo al cajero, sino en voz alta, para que todos lo escucháramos».

Este comportamiento, que para muchos españoles es completamente natural, representa un auténtico misterio para los estadounidenses, acostumbrados a la comunicación más directa. En España, sin embargo, expresar el malestar de forma general y audible es una especie de desahogo colectivo . No se busca el conflicto, sino compartir la frustración con los demás presentes.

¿Por qué quejarse en voz alta es un hábito que hacemos a diario?

Hablar en voz alta no es simplemente una cuestión de tono, sino una forma de comunicación profundamente arraigada en la historia y la cultura del país. Existen tres motivos principales (históricos, culturales y ambientales) que explican este hábito que hacemos a diario.

1. Razones históricas

Durante siglos, en España se ha necesitado alzar la voz para ser escuchado en entornos ruidosos o con familias numerosas. Las calles y plazas eran puntos de encuentro donde se conversaba a viva voz.

Además, algunos gritos han marcado la historia del país: el «¡Tierra!», de Cristóbal Colón, el «¡Justicia, justicia, justicia!», del Quijote o el «¡Que viene el lobo!», durante la Guerra Civil. Estos gritos simbólicos reflejan una tradición de expresión sonora que ha dejado huella en la forma de comunicarse.

2. Razones culturales

En la cultura española, la comunicación tiende a ser más directa, emocional y expresiva . Subir el tono no se percibe como una falta de educación, sino como una manera de reforzar ideas o mostrar cercanía. La espontaneidad y la intensidad forman parte de la identidad comunicativa.

Además, hablar en voz alta es una forma de vivir el momento presente, de compartir emociones y de disfrutar la conversación con pasión.

3. Razones ambientales

El ruido constante en las ciudades españolas también influye en este comportamiento. Madrid , Barcelona o Valencia figuran entre las urbes más ruidosas de Europa. En un entorno donde el tráfico, las terrazas y la vida callejera generan un volumen alto, resulta natural elevar la voz para poder mantener una conversación.

Una costumbre interpretada de forma diferente según el país

Mientras en España hablar alto es una muestra de espontaneidad o cercanía, en Estados Unidos puede interpretarse como rudeza o falta de control . Las normas sociales norteamericanas valoran más la discreción y la comunicación calmada, lo que hace que este comportamiento resulte llamativo para quienes llegan del otro lado del Atlántico.

Nick lo resume con humor: «Me encanta cuando los españoles se quejan en voz alta, pero nunca al responsable. Es como si todos formaran parte de un mismo equipo en la queja».

Su reflexión muestra cómo un gesto cotidiano puede servir para entender las diferencias culturales más profundas entre ambas sociedades.

Esta observación no solo generó risas, sino también una conversación sobre la identidad española. Muchos usuarios reconocieron en los comentarios que, efectivamente, es un rasgo común: se protesta en voz alta, pero sin buscar enfrentamientos directos.