L a belleza cansa. ¡Y la fama también! Convertirse en un ídolo de las multitudes, dentro y fuera de Estados Unidos, está siendo agotador para Yoshinobu Yamamoto. Lugar al que vaya, lugar donde es imposible que el lanzador de los Dodgers pueda caminar en paz. Todo mundo quiere una foto con él, saludarlo o pedirle un autógrafo. Pero él, a veces quisiera ser una persona normal.

Considerado un ídolo y un fuera de serie como pitcher, el japonés se ha ganado el cariño de la afición angelina. Puede decirse que lo aman. Ese sentimiento se lo transmiten en el estadio, en las calles y hasta en el aeropuerto. Sin embargo, tanto aprecio a su figura lo tiene fastidiado.

Como muchas otras estrellas deportivas, Yamamoto está conociendo el lado más pesado de ser famoso. Suele decirse que los

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