El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aún no ha decidido si llevará a cabo un ataque terrestre contra Venezuela. Esta información fue confirmada por un funcionario de la Casa Blanca y un alto funcionario estadounidense. A pesar de la acumulación de fuerzas militares en la región, que incluye el portaaviones más avanzado de EE.UU. y 15.000 efectivos, Trump parece estar considerando la posibilidad de abrir una ventana para la diplomacia.

Según el funcionario, la estrategia de Trump es ejercer suficiente presión sobre el presidente venezolano, Nicolás Maduro, para que dimita sin necesidad de recurrir a una acción militar directa. El presidente ha estado recibiendo informes sobre diversas opciones militares durante tres días consecutivos la semana pasada. Estas opciones han variado en intensidad, abarcando desde ataques a instalaciones militares o gubernamentales hasta incursiones de operaciones especiales. Sin embargo, la opción de no hacer nada sigue siendo una posibilidad.

Trump ha mostrado en ocasiones reservas sobre la posibilidad de llevar a cabo acciones militares directas en Venezuela. Ha expresado preocupaciones sobre los riesgos que esto podría implicar para las tropas estadounidenses y ha cuestionado la probabilidad de éxito de tales operaciones. Además, el presidente está atento a las críticas de algunos de sus aliados, quienes consideran que su enfoque está demasiado centrado en asuntos exteriores, descuidando los problemas internos del país.

No está claro qué señales ha recibido la administración de que Maduro esté dispuesto a participar en una nueva ronda de negociaciones diplomáticas. El mes pasado, en medio de esfuerzos discretos para negociar un acuerdo con Caracas, Trump ordenó a su equipo que interrumpiera los esfuerzos diplomáticos hacia Maduro y otros altos funcionarios venezolanos. En ese momento, tanto Trump como sus asesores estaban frustrados porque Maduro no había mostrado disposición a dimitir de manera voluntaria.