Una enfermedad cada vez más común a nivel mundial. Está relacionado con la obesidad, la diabetes tipo 2 y otros trastornos que se caracterizan por la resistencia a la insulina. Además, si el hígado graso no se controla, puede convertirse en una enfermedad hepática más severa y en otros problemas de salud. Pero no todas son malas noticias porque existe la posibilidad de mejorar o revertir esta situación. La palabra clave es: prevención.
«Si hablamos de mejorar nuestra calidad de vida vamos a tener que hablar de factores preventivos. En este grupo entran la actividad física, dejar de ser sedentario, alimentación lo menos ultra procesada posible. Incluir más verduras, frutas, legumbres, harinas integrales, más pescado, carne sin grasas, lácteos descremados, más huevo, evitar productos

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