Con ingenio, mañana, orden y disciplina, un grupo de personas logró poner en circulación una misteriosa rifa que operaba de forma casi artesanal y que se había ganado la popularidad de buena parte de sus habitantes, gracias a las altas posibilidades de ganar.

Con el fin de no levantar sospechas y evitar el control de las autoridades, tenían vinculados a adultos mayores y a personas con discapacidad, quienes también participaban en el engranaje de esta actividad, que tenía desde coordinadores de venta hasta distribuidores y productores de la boletería.

Investigaciones de las autoridades permitieron establecer que dicha rifa ilegal jugaba tres veces al día, lo que despertaba el ímpetu de más personas que buscaban ganarse un dinero extra o un ‘aguinaldo’ en pleno diciembre, y por consiguien

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