Durante esta época en la que las bajas temperaturas anuncian el fin del otoño y, aun así, siguen apareciendo de vez en cuando días soleados que invitan a romper la rutina, una escapada a la naturaleza se convierte en el plan ideal. Nada como adentrarse en paisajes que, escondidos en cada rincón de la península, atesoran siglos de historia y paisajes naturales.
En el extremo occidental de Cantabria, encontramos uno de los rincones más especiales de la comarca de Liébana . Allí, a lo largo de los siglos, se ha configurado un espacio sorprendente que invita a caminar entre sendas silenciosas, reencontrar la calma y perderse en un bosque habitado por árboles centenarios, cuyos troncos retorcidos parecen esculturas moldeadas por la naturaleza. Cubiertos de musgo y marcados por el paso del tiempo, estos gigantes vegetales cuentan sin palabras la memoria de muchas generaciones.
Se trata del Habario, también conocido como la Castañera de Prendes, uno de los castañares milenarios más singulares de la zona. Se encuentra en pleno Camino Lebaniego, entre los pueblos de Cabañe y Prendes, dentro del municipio de Cillorigo de Liébana, y está rodeado por dos áreas protegidas. El LIC (Lugar de Importancia Comunitaria) de Liébana y la ZEPA (Zona Especial de Protección de Aves) del Desfiladero de la Hermida.
Durante lo que queda de otoño, el bosque es un espectáculo de tonalidades ocres, doradas y cobrizas. Con las hojas caídas de los castaños, se cubre el suelo como una enorme alfombra que cruje al pisar.
Cuando el invierno se aproxima y especialmente cuando el frío deja caer un delicado manto de nieve, el castañar adquiere una atmósfera serena. Los árboles desnudos se recortan contra el cielo gris y el silencio permite escuchar incluso el leve chasquido de las pisadas sobre el suelo helado, convirtiendo el paseo en una experiencia contemplativa que conecta al viajero con la naturaleza en su estado más puro.
Para adentrarte en El Habario se deben superar los primeros senderos, el paisaje se abre de repente y aparecen ante el caminante gigantes castaños de formas imposibles, retorcidas, que recuerdan figuras talladas en madera. Es en ese instante cuando se comprende por qué este lugar está considerado uno de los paisajes más llamativos de Cantabria.
El origen del Habario está ligado al aprovechamiento tradicional del castaño. Durante siglos, este árbol proporcionó alimentos sostenibles a las poblaciones rurales, además de madera para fabricar utensilios, construir hogares y, por supuesto, ofrecer sombra y refugio en los veranos más cálidos. Hoy en día, ese legado permanece visible en los pastizales, en las antiguas rutas de recolección y en las zonas de uso forestal que aún conviven con un entorno cada vez más valorado por los amantes del senderismo.
Ruta de senderismo

La ruta principal del Habario discurre entre las localidades de Prendes y Cabañes. Este hermoso sendero atraviesa el castañar más antiguo de la comarca y sitúa al viajero en el corazón mismo de la naturaleza cántabra. Quienes recorren sus caminos durante horas observan una inmensa variedad de castaños milenarios. El silencio solo se quiebra con el crujir de las hojas secas, el susurro del viento entre las ramas o el canto de las aves que sobrevuelan la zona.
Pasear por este lugar invita a caminar sin prisa, a detenerse cada pocos pasos para observar las caprichosas formas de los troncos, algunos de ellos tan grandes que parecen custodiar el bosque. Así, el Habario puede considerarse un verdadero museo al aire libre, donde se aprecia la belleza, la historia y la memoria de generaciones pasadas.
El recorrido es sencillo, de unos cinco kilómetros, y se completa en aproximadamente dos horas. Comienza en el propio recinto del Castañar, donde encontrarás una agradable zona de pícnic equipada con fuentes de agua y zona de parque. Desde allí seguimos la pista reservada para vehículos autorizados. El camino está perfectamente señalizado con marcas verdes durante todo el trayecto, por lo que resulta imposible perderse.
A medida que avanzas podrás detenerte en varios miradores de la zona: La Hermida, Cueto Agero, Pico de Europa y el collado Pelea desde los que se observan los pueblos de Cabañes, Prendes, Allende, Lebeña y Cobeña, así como la impresionante silueta de Peña Ventosa. Se ofrecen panorámicas espectaculares que hacen que la caminata merezca aún más la pena.
Tras este breve paseo por los miradores del castañar, el sendero desciende entre prados hasta enlazar con el camino que conduce al pueblo de Prendes. Donde podemos callejear y admirar sus hermosas casas, hasta salir de nuevo a la carretera. Después de unos diez minutos de marcha, regresamos de nuevo al lugar de partida.
Mirador de los Moros
Si después de recorrer el bosque aún dispones de tiempo y te apetece una vista desde las alturas, el Mirador del Corral de Los Morros es una opción perfecta. Situado en un antiguo recinto defensivo altomedieval, permite observa la longitud de la zona formada por más de doscientos castaños monumentales, así como restos de antiguos poblamientos.
Este mirador es ideal para disfrutar de la amplitud del paisaje y, además, resulta especialmente recomendable al atardecer, sobre todo cuando las nubes se mantienen bajas y crean un escenario acogedor. Nos encontramos ante un auténtico balcón natural desde el que se aprecia la vasta extensión de este castañar único, formado por cientos de árboles milenarios. La panorámica se abre hacia el Macizo Oriental de los Picos de Europa, ofreciendo un marco inconfundible.
Desde el mismo bosque que has recorrido de árboles de siluetas retorcidas y raíces se puede acceder a pie hasta el Mirador del Corral de Los Morros .

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