El 3 de diciembre de 2025, el Congreso de la República fue escenario de un intenso debate entre la senadora Paloma Valencia, del Centro Democrático, y el candidato presidencial del Pacto Histórico, Iván Cepeda. La discusión se centró en los presuntos vínculos entre el Gobierno de Gustavo Petro y las disidencias de las Farc, específicamente en relación con alias Calarcá.

Valencia acusó a Cepeda de ausentarse en debates sobre la Paz Total y de haber firmado acuerdos que permiten la participación de jóvenes en el conflicto armado. "Liberaron a Calarcá, todo gracias a la famosa resolución que convierte a los criminales en ‘gestores de Paz’", afirmó la senadora. Además, hizo referencia a un intento de atentado en su contra, señalando que el plan no provenía de narcotraficantes, sino de la Segunda Marquetalia y del ELN, grupos con los que, según ella, Cepeda tiene negociaciones.

La tensión aumentó cuando Cepeda mencionó a Santiago Uribe, hermano del expresidente Álvaro Uribe, a quien calificó de "jefe paramilitar". Esto provocó una reacción inmediata de Valencia, quien interrumpió a Cepeda y lanzó la frase que marcó el debate: "No me vaya a mandar a matar". La situación se tornó tan tensa que la sesión tuvo que ser suspendida brevemente para restablecer el orden.

Cepeda, por su parte, defendió sus afirmaciones y cuestionó la implicación de Uribe en crímenes de lesa humanidad. La senadora Valencia, visiblemente alterada, insistió en que Cepeda estaba desviando el tema del debate y faltando al respeto a los citantes.

El intercambio verbal entre ambos legisladores expuso una vez más las profundas divisiones políticas en el país y la sensibilidad de los temas relacionados con el conflicto armado y la figura de Uribe. La sesión, que debía centrarse en la seguridad y la política de paz, se convirtió en un cruce de acusaciones que refleja la polarización en el Congreso.