Unas 30.000 aves se electrocutan al año en España al colisionar con infraestructuras eléctricas, su primera causa de mortalidad no natural, y el reto es mejorar y adaptar los tendidos, líneas y postes, y actualizar un real decreto que está pendiente, desde el cierre del periodo de información pública justo antes del gran apagón del pasado abril.

SEO/BirdLife matiza a EFE que de las aves muertas por esa causa solo se detecta "la punta del iceberg".

Lo que saben en esta organización es que las cifras están muy por debajo de la realidad porque, para empezar, hay kilómetros y kilómetros de tendidos eléctricos que no son vigilados ni tienen un seguimiento estandarizado ni por compañías eléctricas ni por los propietarios, que también pueden ser particulares.

"Si nadie hace un muestreo sob

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