La reciente visita a México de «Mister Cuban», subraya una realidad ineludible: la imposibilidad de que nuestro país se separe de la imponente fuerza gravitacional de los Estados Unidos.

La situación de Venezuela, bajo el asedio constante de Washington, es una advertencia que el Estado mexicano no puede ignorar.

Pretender que una alternativa sudamericana pueda desarrollarse aquí es una quimera.

Somos, por geografía e historia, un Estado Norteamericano del Extremo Occidente, y esa es nuestra única ruta.

Considerar una ruptura de las cadenas de producción entre México y Estados Unidos es un suicidio ontológico.

Si bien algunos ven en el T-MEC y sus predecesores un yugo para la economía nacional, la verdad es que «any job is better than no job».

El populismo no ha demostrado ser capaz d

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