El despliegue militar de Estados Unidos en el Caribe no es un gesto menor ni un simple ejercicio de disuasión. Es una estrategia calculada para asfixiar a la narcodictadura venezolana, cortar las rutas del narcotráfico y golpear el corazón financiero de un régimen que sobrevive gracias a los dólares sucios del cartel de los Soles. Cuando se le corta el oxígeno al negocio de la cocaína, no solo tambalea Maduro, también tiemblan sus cómplices en la región.
Ecuador ya entendió la magnitud de la amenaza. Está colaborando en la lucha antidrogas porque la frontera colombo-ecuatoriana en el puente de Rumichaca es hoy un santuario de narcoterroristas que azotan a los pueblos hermanos mientras Petro mira hacia otro lado. No combate a los narcoterroristas, no enfrenta a los carteles, ni a la organi