Desde el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, Estados Unidos ha empezado a exigir a sus aliados las mismas condiciones que al resto de países.

Esto contrasta fuertemente con el enfoque de su predecesor, Joe Biden, que ponía en primer plano las alianzas con los socios. En este contexto, los expertos consideran que, tarde o temprano, los socios de Estados Unidos se verán obligados a buscar formas alternativas de mantenerse en un entorno hostil para ellos.

Bombardeos en Catar

La semana pasada, Doha, capital de Catar y uno de los principales aliados de EE.UU. en Oriente Medio, fue objeto de bombardeos por parte de Israel. Cinco miembros de Hamás y un oficial de seguridad catarí murieron, pero los líderes que eran el objetivo de Tel Aviv sobrevivieron al ataque.

El primer ministro catarí, Mohammed bin Abdulrahman bin Jassim al Thani, calificó el ataque como "terrorismo de Estado" y un intento de desestabilizar la seguridad regional. Aseguró que Catar "no tolerará" ninguna violación de su soberanía y se reserva el derecho de "responder" a esta "descarada agresión" por parte de Israel.

En Catar se encuentra la mayor base militar de EE.UU. en Oriente Medio, y las autoridades del país árabe trataron de ganarse el favor de Trump regalándole esta primavera un lujoso avión.

Doha tras el ataque israelí Ali Altunkaya / Gettyimages.ru

A pesar de ello, el líder estadounidense reaccionó con cautela y no condenó las acciones israelíes. "Mi mensaje es este: tienen que ser muy, muy cuidadosos. Tienen que hacer algo con respecto a Hamás, pero Catar ha sido un gran aliado de Estados Unidos . Mucha gente no lo sabe", afirmó el inquilino de la Casa Blanca el pasado fin de semana.

En este contexto, Axios informó  que las autoridades cataríes planeaban revisar sus relaciones con EE.UU., aunque Doha desmintió estas afirmaciones.

Guerras arancelarias con aliados

Los aliados de Washington se han convertido en uno de los principales objetivos de la política arancelaria de Trump , destinada a reducir el déficit comercial. Los aranceles estadounidenses contra la India, cuyo apoyo estratégico buscaban los EE.UU. durante años como contrapeso a China, alcanzaron el 50 %, con el pretexto de que el país asiático compra petróleo ruso.

La agencia AFP, sin embargo, considera que uno de los motivos fue la reacción del primer ministro indio, Narendra Modi, quien minimizó los esfuerzos de Trump para mediar en el conflicto con Pakistán.

Otro ejemplo de la postura de Trump hacia sus aliados fue la detención de cientos de trabajadores surcoreanos por las autoridades de inmigración de EE.UU. tras una redada en las obras de construcción de una planta de baterías Hyundai-LG en el estado de Georgia.

El ministro de Trabajo de Corea del Sur, Kim Yong-hoon, se declaró "conmocionado" por las imágenes de trabajadores de su país encadenados en la planta por agentes armados del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés).

"La forma en que se hizo [...], ni siquiera a los prisioneros de guerra se les trataría así. Fue un 'shock' para muchos coreanos, y yo sentí lo mismo" , denunció.

El presidente surcoreano, Lee Jae-myung, y el presidente estadounidense, Donald Trump, en el Despacho Oval Chip Somodevilla / Gettyimages.ru

Un vuelo con unos 300 trabajadores detenidos aterrizó el viernes pasado en Corea del Sur tras una semana de intensas negociaciones diplomáticas entre Washington y Seúl. Aunque el presidente estadounidense ofreció a los trabajadores surcoreanos la posibilidad de quedarse, solo uno aceptó, y muchos de los que regresaron al país asiático juraron no volver jamás a EE.UU.

Mientras tanto, el presidente surcoreano, Lee Jae-myung, advirtió de que la redada masiva podría hacer que las empresas de su país "se muestren reacias" a invertir directamente en Estados Unidos.

Negocios como siempre

Otro ejemplo de las graves consecuencias de la política arancelaria de Trump fue Japón. Washington firmó con Tokio un acuerdo según el cual, el país asiático se comprometía a invertir 550.000 millones de dólares en la economía estadounidense , y sobre todos sus productos se empezaron a aplicar aranceles del 15 %. En este contexto, el gobernante Partido Liberal Democrático perdió el control de la Cámara Alta del Parlamento japonés tras las elecciones de julio pasado, y el primer ministro Shigeru Ishiba anunció su renuncia a comienzos de septiembre.

Un golpe arancelario similar afectó también a los países de Europa. Además de exigir que los miembros de la OTAN incrementaran sus gastos de defensa hasta el 5 % , Trump firmó en julio un acuerdo comercial con la UE que muchos expertos consideraron extremadamente desfavorable para el bloque.

Como parte del acuerdo, la Unión Europea aceptó comprar 750.000 millones de dólares en productos energéticos estadounidenses, invertir 600.000 millones en la economía de EE. UU., abrir sus mercados al comercio con aranceles cero y adquirir "grandes cantidades" de equipamiento militar del país estadounidense.

Tras la firma del acuerdo, los expertos de Capital Economics pronosticaron que el PIB de la UE se disminuirá en un 0,5 %. La Asociación Alemana de la Industria Automotriz (VDA, por sus siglas en alemán) alertó a finales de julio que los aranceles estadounidenses del 15 % le "costarán a la industria automovilística alemana miles de millones [de euros] al año y supondrá una carga para ella en plena transformación". Desde el sector agrícola, el 'think tank' Farm Europe denunció que "la situación es gravemente preocupante y desequilibrada".

Una difícil elección para los aliados de EE.UU.

En este contexto, el politólogo ruso y director de programa del Club de Debate Internacional Valdái, Timoféi Bordachiov, considera que los socios de EE.UU. se verán obligados a buscar nuevas formas de sobrevivir en un entorno tradicionalmente hostil para ellos. A su juicio, en una posición especialmente vulnerable se encuentran los aliados estadounidenses en Europa y en la región del Pacífico. 

" En realidad, por eso la pregunta '¿sacrificarán los estadounidenses Nueva York para salvar París?' siempre ha recibido una respuesta negativa de los observadores serios. Incluso la presencia de tropas de EE.UU. en Europa o Turquía no puede considerarse una garantía de que los estadounidenses vayan a asumir la supervivencia de esos aliados como propia", escribe en su artículo.

El presidente estadounidense, Donald Trump, en una reunión con líderes europeos en la Casa Blanca Win McNamee / Gettyimages.ru

En una situación no menos dramática se encuentran Japón y Corea del Sur, señala el analista, recordando que, aunque EE.UU. participó en la guerra de Corea en 1950-1953, el contexto regional ha cambiado mucho. "Entonces China no disponía de las capacidades que convertirían un conflicto con su participación en algo tan peligroso, como podría serlo ahora un enfrentamiento directo con Rusia. Hoy la situación es distinta. No sorprende que en Tokio y Seúl empiecen a plantearse seriamente adquirir, tarde o temprano, su propio armamento nuclear ", apunta.

En este sentido, Bordachiov considera que los sistemas regionales equilibrados " sustituirán a esa imagen distorsionada de la vida internacional que se formó en la segunda mitad del siglo XX ". "Una de las principales distorsiones fue precisamente la existencia de una serie de Estados cuya supervivencia dependía de los intereses estratégicos de EE.UU., y no de su capacidad de establecer relaciones con sus vecinos", indica.

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