Samuelson y sus libros educaron a generaciones de economistas. El célebre Nobel de Economía, al que hoy nuestro Presidente calificaría de “zurdo h.d.p.” porque no creía en la destrucción del Estado, solía decir que “con tantos locos, ser cuerdo es una locura”.
Durante los dos años de gestión de alguien que, como Milei, se reconoce loco (“pero no boludo”), es posible que cierto establishment político, empresarial y mediático haya considerado “una locura” no alinearse con él, en medio de una oficialitis generalizada. Lo habrán hecho por sentirse parte de ese clima festivo que ronda los primeros tiempos de cada gobierno, o por creer que ir en contra de esa corriente mayoritaria hubiera puesto en riesgo sus intereses.
Quienes votaron a Milei lo hicieron movidos por dosis similares de angusti