Los habitantes de Hiko y Rachel, a unos 135 kilómetros al norte de Las Vegas, en el desierto de Nevada, nunca sumaron más de trescientos. Por eso, para ellos, los tres mil que pasaron por allí el 19 y el 20 de septiembre de 2019 , en caravanas de autos, casas rodantes y ómnibus, para dirigirse hacia la base de la Fuerza Aérea conocida como “Área 51” eran una verdadera multitud. Algunos creyeron ver un extemporáneo desfile de carnaval, una comparsa donde abundaban hombres y mujeres disfrazados de los característicos aliens verdes popularizados por ET, la película de Steven Spielberg, y otros portaban carteles con consignas cósmicas: “Salvemos a ET del gobierno”, decían unos; “Asaltemos el Área 51”, proponían otros.
Desde hacía unos días la habitual tranquilidad de los dos pueblos se