El funeral de Charlie Kirk, activista ultraconservador asesinado, se convirtió en un evento político masivo el pasado domingo en el Estadio State Farm de Arizona. Miles de seguidores se reunieron para rendir homenaje a Kirk, quien fue presentado como un mártir de la causa conservadora. El presidente Donald Trump, que llegó con una hora de retraso, se dirigió a una multitud de aproximadamente 73.000 personas, describiendo a Kirk como un "héroe nacional" y uno de los "mayores patriotas de la historia de EE.UU.".

Trump afirmó que el ataque que le costó la vida a Kirk fue un "atentado contra nuestras libertades más sagradas" y anunció que le otorgaría póstumamente la Medalla Presidencial de la Libertad, el más alto honor civil en Estados Unidos. La viuda de Kirk, Erika Kirk, también habló en el evento, perdonando al sospechoso del asesinato y destacando el deseo de su esposo de ayudar a los jóvenes. "A ese hombre, a ese joven, lo perdono. Lo perdono porque fue lo que hizo Cristo y es lo que Charlie haría", expresó entre lágrimas.

El evento, que duró casi cinco horas, incluyó discursos de otros miembros de la administración Trump, como el vicepresidente JD Vance, quien atribuyó su éxito electoral al legado de Kirk. Vance mencionó: "Toda la Administración está aquí y no solo porque era nuestro amigo, sino porque gracias a él estamos aquí".

Stephen Miller, subjefe de Gabinete de la Casa Blanca, ofreció un discurso apasionado, afirmando que el asesinato de Kirk era parte de una ofensiva contra el movimiento conservador. "Creíste que podías matar a Charlie Kirk. Lo hiciste inmortal", dijo.

Los discursos reflejaron la conexión entre el conservadurismo cristiano y el trumpismo. Trump aseguró que su objetivo era "traer de vuelta a Dios al país", mientras que el secretario de Estado, Marco Rubio, comparó la labor de Kirk con la de Jesucristo.

Desde la madrugada, decenas de miles de personas esperaron en las afueras del estadio, vistiendo camisetas con lemas como "Libertad" y "Yo soy Charlie Kirk". El evento recibió la calificación de seguridad más alta del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) y también incluyó intervenciones de otros líderes de la ultraderecha.

El funeral, que se asemejó a un mitin político, dejó claro el impacto de Kirk en el movimiento conservador y su legado entre sus seguidores.