Las decisiones tomadas por el Gobierno nacional en los últimos días marcan con contundencia su desesperación, la crueldad que maneja y la connivencia con los negocios de los grandes sectores de la economía. Luego de caminar por la cornisa la semana pasada por la disparada del dólar y el aumento del riesgo país, el oficialismo apostó todo a un salvataje de los EEUU que, por ahora, sólo quedó en algunos discursos y tuits. Pero lo que realmente salvó al Gobierno de una catástrofe financiera esta semana fue una decisión política y fiscal que ya empezó a generar enormes ruidos debido a quiénes benefició y a quiénes perjudicó.

El equilibrio fiscal no se negocia es el mantra que el oficialismo repite hasta el hartazgo. Sin embargo, urgido por conseguir dólares para sostener el tipo de cambio at

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