Fíjese, chato, que ayer la Nación estuvo de manteles largos. Nuestra señora Presidenta cumplió su primer año al frente de este barco que llamamos México. Y como en todo cumpleaños, pues uno piensa en los regalos, en los buenos deseos, en el pastel y en la fiesta. Pero a veces, el mejor regalo no es algo que te dan, sino algo que te quitan. ¿A poco no? Es como cuando por fin arreglan esa gotera que no lo dejaba dormir a uno, o cuando el vecino ruidoso por fin se muda. ¡Qué paz, qué bendición! El mejor regalo, a veces, es que te quiten un problema de encima.
Y es aquí donde entra a cuadro nuestro personaje de la semana, la ex corcholata de nombre Augusto, don Adán Augusto. Si este señor de veras quisiera darle un regalo de aniversario a la Presidenta, uno que demuestre lealtad a ese partido