Nombrado hace solo 27 días, Lecornu ha presentado su dimisión este lunes a primera hora al presidente francés tras las divisiones aparecidas en la coalición de centro-derecha y ante la presión del resto de fuerzas
Terremoto político en Francia: qué puede pasar tras la dimisión sorpresa del primer ministro de Macron
La inesperada dimisión del primer ministro francés, Sébastien Lecornu, horas después de anunciarse la composición de su Gobierno abre un nuevo capítulo de inestabilidad política en Francia. Lecornu, que había reconocido ser el primer ministro “más débil de la Quinta República”, se ha convertido también en el más efímero. Su mandato ha durado solo 27 días.
Bajo la amenaza de una moción de censura inmediata por parte de la oposición, sin mayoría parlamentaria y con la coalición al borde del colapso, Lecornu ha explicado su decisión afirmando que “ya no se daban las condiciones para poder ejercer las funciones de primer ministro”.
La unión de partidos de centro y derecha de Los Republicanos (LR) en la que se apoyan los gobiernos nombrados por Emmanuel Macron desde 2024 entró en una profunda crisis durante el fin de semana, después de varios días de negociaciones entre el presidente del partido conservador, Bruno Retailleau, y el propio Lecornu para asegurar la continuidad de LR en el Ejecutivo.
Cuando parecía haberse llegado a un acuerdo que llevó por fin al anuncio del nuevo gabinete, Retailleau reaccionó inmediatamente denunciando en X que “la composición del Gobierno no refleja la ruptura prometida” y dando a entender que su partido podría romper el pacto el mismo lunes. El detonante fue el nombramiento sorpresa del exministro de Economía Bruno Le Maire (2017-2024) como ministro de Defensa.
Además de ser un tránsfuga del partido conservador, a Le Maire se le considera responsable del aumento de la deuda y déficit públicos. Además, el presidente de Los Republicanos acusó a Lecornu de ocultarle el nombramiento de Le Maire en las reuniones que celebraron en los últimos días. Horas después de su presentación, el nuevo Gobierno parecía condenado a caer.
Ambiciones presidenciales
Sébastien Lecornu ha lamentado en su discurso de despedida los “apetitos partidistas”, que ha relacionado con las futuras elecciones presidenciales. “Siempre hay que anteponer el país al partido”, ha advertido. Una referencia velada a Retailleau, pero también a los jefes de los partidos de centro, en particular Gabriel Attal y Édouard Philippe.
Los dos ex primeros ministros, que lideran las dos principales formaciones del bloque central (Renacimiento y Horizontes), son los candidatos más probables para representar a los centristas en la próxima elección presidencial y suceder a Emmanuel Macron (con el que las relaciones de ambos se han deteriorado).
A medida que aumenta la impopularidad de Macron, Attal y Philippe se han mostrado cada vez más reticentes a apoyar a los jefes de Gobierno nombrados por el presidente.
Probable censura
Además de las grietas internas cada vez más profundas en la coalición, Lecornu estaba expuesto a una fuerte presión de las oposiciones. Aunque Marine Le Pen había dicho que no quería censurar “a priori” al nuevo jefe de Gobierno y optaba por esperar para hacerlo a la tramitación de los presupuestos, las declaraciones de la líder de Agrupación Nacional (RN) en los últimos días hacían pensar que podía sumar sus votos a los de la izquierda esta misma semana para censurar a Lecornu y obligarle a dimitir.
Una posibilidad que el primer ministro parece haber confirmado en su despedida, cargando contra las formaciones políticas, acusándolas de “fingir no ver el cambio, la profunda ruptura que representaba” su decisión “de no recurrir al artículo 49.3 de la Constitución” que, en su opinión, eliminaba “cualquier pretexto para la censura previa”. Lecornu había anunciado que no utilizaría la disposición constitucional que permite al Ejecutivo la aprobación de un proyecto de ley sin votación parlamentaria. Esa renuncia dejaba, en principio, la decisión final sobre el presupuesto en manos de la Asamblea.
Si unas nuevas elecciones legislativas anticipadas no permiten una mayoría de gobierno, la crisis política podría convertirse en una crisis de régimen
“El principio mismo de llegar a compromisos consiste en ser capaz de combinar líneas verdes y de tener en cuenta una serie de líneas rojas […]. No se puede estar siempre en los extremos. Algunas formaciones políticas de la oposición lo han comprendido”, ha añadido Lecornu . Una probable referencia al Partido Socialista, con el que trataba de llegar a un acuerdo de mínimos para salvar la censura y negociar los presupuestos del año próximo.
De hecho, el secretario general del Partido Socialista, Olivier Faure, ha sido uno de los pocos líderes políticos que ha hablado de manera positiva del primer ministro, del que ha alabado que haya dimitido “con dignidad y honor”.
Presión sobre el presidente
A quien Lecornu no ha mencionado ni una sola vez en su discurso ha sido a Emmanuel Macron, que ha sido visto dando un solitario paseo junto al río Sena durante la mañana fría de otoño.
Después de un nuevo gobierno fallido, el presidente francés se encuentra de nuevo en primera línea de las críticas. La extrema derecha exige nuevas elecciones legislativas, el Partido Socialista pide la posibilidad de formar Gobierno y la Francia Insumisa reclama la dimisión del jefe de Estado. Entretanto, el equilibrio de fuerzas sigue siendo el mismo en la fragmentada Asamblea Nacional resultante de las elecciones legislativas de 2024.
“Hasta ahora, Macron se había negado a solicitar a la izquierda que formara gobierno, ya que la consideraba estructuralmente incapaz de encontrar una mayoría. Ahora que su propio bloque también demuestra ser incapaz de hacerlo, puede que no tenga más opción que reconsiderarlo”, señala Célia Belin, directora de la oficina del think tank ECFR en París.
Este lunes por la tarde, el Palacio del Elíseo ha informado de que el presidente de la República ha encomendado al primer ministro dimisionario “la responsabilidad de llevar a cabo, de aquí al miércoles por la noche, las últimas negociaciones con el fin de definir una plataforma de acción y estabilidad para el país”. No han aclarado exactamente en qué consistiría dicha plataforma.
Al mismo tiempo, Macron ha dicho estar dispuesto a “asumir la responsabilidad” en caso de no llegar a buen puerto las negociaciones, un mensaje que deja entrever la posibilidad de una nueva disolución de la Asamblea Nacional.
Esta es la vía que está exigiendo la extrema derecha. “Marine Le Pen está pidiendo elecciones anticipadas, en las que se espera que su partido obtenga buenos resultados. Sin embargo, no está claro si unas nuevas elecciones darían un resultado diferente al de julio pasado”, analiza Belin. “En cualquier caso, los partidos pueden seguir bloqueando, pero nadie puede gobernar en solitario. Si las nuevas elecciones anticipadas no permiten una mayoría de gobierno, la crisis política podría convertirse en una crisis de régimen. En ese caso, la capacidad del presidente Macron para mantenerse en el poder podría quedar en duda”.
El calendario electoral está presente en los cálculos de todos los líderes políticos desde hace meses. Además de la incertidumbre sobre la posibilidad de unas nuevas elecciones legislativas anticipadas inmediatas, el año que viene se celebrarán comicios municipales en toda Francia. Todo ello con los partidos preparando sus estrategias con las presidenciales de 2027 en el punto de mira.
En este sentido, la semana pasada, la publicación de un sondeo IFOP-Fiducial para L’Opinion apuntaba que, de cara a unas futuras elecciones presidenciales, el candidato de extrema derecha, ya sea Marine Le Pen o Jordan Bardella, llegaría muy destacado a la primera vuelta (más del 30% de intención de voto). Los posibles candidatos del bloque central pierden terreno —el mejor colocado sería Édouard Philippe (19%)— con los dos principales aspirantes progresistas (Jean-Luc Mélenchon y Raphaël Glucksmann) igualados en la tercera plaza.