Querida María Corina Machado:
Hoy te escribo, no como dirigente sindical ni como político, sino como un venezolano que ha vivido y sufrido en carne propia la historia reciente de nuestro país.
Te escribo con la voz cansada de los años, pero con el alma encendida de orgullo y esperanza al verte erguida, firme, con la mirada limpia de quien jamás claudicó ante la injusticia, el miedo o la mentira. Anuncios
Has dado una lección de grandeza al mundo entero. Tu nombre ya no pertenece solo a la política venezolana: pertenece a la historia de la humanidad, porque tu lucha ha sido y sigue siendo una batalla épica por la paz verdadera, esa que nace del “reconocimiento a la verdad y al derecho ajeno”, del respeto a la libertad, de la justicia como base de la convivencia pacífica.
La paz no es s