**El Impactante Triunfo de Trump en Gaza: ¿Un Cambio de Rumbo?**

El reciente acuerdo de alto el fuego en Gaza y la liberación de rehenes se presenta como el mayor triunfo del trumpismo. El presidente Donald Trump lo interpreta como una validación de su enfoque poco convencional en política exterior, que desafía el pacifismo tradicional y la cautela presidencial. Este lunes, Trump recibió una cálida acogida en Israel, un reconocimiento que rara vez experimenta en Estados Unidos. Además, se reunió con líderes mundiales en Egipto, quienes, a pesar de sus reservas sobre su política de "America First", se alinearon con él.

Este éxito en el ámbito internacional plantea interrogantes sobre su impacto en la política nacional. ¿Podría esta sensación de aceptación en el extranjero motivar a Trump a moderar su estilo de liderazgo en casa? El acuerdo, que permitió el regreso de 20 rehenes israelíes, genera dudas sobre su efectividad a largo plazo. ¿Realmente marca el fin de la guerra en Gaza o es una exageración típica de Trump?

El acuerdo de paz de 20 puntos propuesto por Trump incluye la creación de una fuerza internacional de paz en Gaza, la desmilitarización de Hamas y la reconstrucción del enclave por parte de una coalición global. Sin embargo, la implementación de estas medidas depende de la atención constante de Trump durante su mandato. Además, el plan sugiere la posibilidad de un Estado palestino, algo que se opone el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu.

El éxito de Trump en Medio Oriente refuerza la imagen de Estados Unidos como una potencia global, un estatus que ha sido cuestionado en años recientes. Sin embargo, la pregunta persiste: ¿cómo afectará esto a otras iniciativas de Trump, como su estancado esfuerzo por la paz en Ucrania?

Los presidentes suelen buscar proyectar autoridad en el extranjero con la esperanza de que esto mejore su imagen en casa. En este contexto, el presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, advirtió sobre la posibilidad de un cierre gubernamental prolongado en Estados Unidos. Trump, aludiendo a la situación en Medio Oriente, afirmó: "Tenemos una oportunidad única de dejar atrás las viejas disputas y los odios amargos". Esta declaración resulta sorprendente, considerando su historial de fomentar divisiones internas.

Los partidarios de Trump argumentan que el acuerdo de alto el fuego demuestra que sus críticos estaban equivocados. Su enfoque, que combina intuición y una perspectiva económica sobre un conflicto político complejo, ha dado resultados hasta ahora. La participación de su yerno Jared Kushner y el magnate inmobiliario Steve Witkoff en las negociaciones ha sido clave, a pesar de las preocupaciones éticas que surgen de sus intereses comerciales en la región.

La estrategia de Trump en Medio Oriente ha desafiado los enfoques convencionales del Departamento de Estado, adoptando un estilo más agresivo. Desde el traslado de la embajada estadounidense a Jerusalén hasta el reconocimiento de la soberanía israelí sobre los Altos del Golán, sus decisiones han generado un vínculo político con Israel que ha utilizado para presionar a Netanyahu en momentos críticos.

Sin embargo, surgen críticas sobre por qué Trump no intervino antes para proteger a los civiles palestinos durante la reciente escalada de violencia. Las naciones europeas que han reconocido un Estado palestino también se preguntan si sus tácticas han influido en Netanyahu para poner fin a la operación israelí. A pesar de las críticas, Trump sostiene que su enfoque no convencional ha sido efectivo.

La lección que podría extraer de su éxito en Medio Oriente es una reevaluación de su estrategia en la guerra de Ucrania. Durante los primeros meses de su presidencia, sus esfuerzos por resolver los conflictos en Gaza y Ucrania carecieron de presión significativa. Sin embargo, tras un ataque israelí en Qatar, Trump endureció su postura hacia Netanyahu y presentó su plan de paz, lo que podría motivarlo a aplicar una presión similar sobre el presidente ruso, Vladimir Putin.

A medida que se desarrollan estos acontecimientos, el futuro de la política exterior de Trump y su impacto en la política interna de Estados Unidos se mantendrán bajo un intenso escrutinio.