La desaparición del Fondo de Desastres Naturales (Fonden) en 2021 fue presentada por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador como una cruzada contra la corrupción. Sin embargo, la eliminación del fideicomiso dejó al país sin un instrumento eficaz para atender emergencias, sustituyéndolo por un esquema centralizado e ineficiente.
El Fonden, aunque imperfecto, garantizaba rapidez en la respuesta ante huracanes, sismos o inundaciones. Hoy, los apoyos dependen de censos lentos, trámites en Hacienda y decisiones políticas que llegan tarde. En el intento de acabar con la opacidad, se sacrificó la agilidad y se condenó a miles de familias a esperar ayuda que nunca llega.
En Oaxaca, tras el paso del huracán Ágatha en 2022, los damnificados aún viven sus secuelas y aún esperan que se cumplan l