
La gestión de Fernando Grande-Marlaska al frente del Ministerio de Interior se ha caracterizado, desde el principio, por su aversión a la Guardia Civil, un cuerpo al que lleva ninguneando de forma sistemática. Será porque los valores de la Benemérita están en franca contradicción con los del ministro, será porque la defensa de las libertades de la Benemérita es demasiado alta para la pusilanimidad del personaje o será, sencillamente, por puro complejo de inferioridad, pero lo cierto es que Marlaska pretende ahora, en una nueva vuelta de tuerca al Instituto Armado, quitar a los guardias civiles los cuatro días de «indisposición» que tienen los funcionarios, según se desprende de un documento interno al que ha tenido acceso OKDIARIO y que ha sido debatido este martes en el Pleno de la Benemérita.
Interior tiene previsto aprobarlo y que entre en vigor antes de que finalice el año. Sin embargo, la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) ha presentado alegaciones ante la Dirección General de la Benemérita, varios Ministerios y también ha avisado al Consejo de Estado de las «graves irregularidades» que contiene este proyecto. Sobre todo, porque la medida supone una discriminación respecto al resto de funcionarios y un señalamiento al personal que cae enfermo o sufre una lesión. Asimismo, Marlaska pretende limitar el derecho de desplazamiento, imponiendo a los agentes la obligación de comunicar los que duren más de siete días cuando están de baja, con el fin de descontar los complementos de territorialidad.
Lo peor, en todo caso, es que todas las medidas que se plantean parten de un hecho que resulta ignominioso: la desconfianza del ministro hacia los agentes de la Guardia Civil , considerados como una suerte de desleales o aprovechados sin escrúpulos. Porque lo que se plantea no puede ser entendido de otra forma que un castigo, una rabieta fruto de la inquina a la Guardia Civil de un personaje absolutamente menor como es Grande-Marlaska .