A través del Opus Dei, HazteOír, CitizenGo, la Red Política de Valores del exministro Mayor Oreja y Vox, la ultraderecha española desempeña un papel clave en la difusión global de la agenda antiderechos, según un informe de la Asociación de Derechos Sexuales y Reproductivos
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En 2010, mientras Argentina debatía la ley que convertiría al país en el primero de la región en aprobar el matrimonio homosexual, las calles se llenaban de pancartas con el lema “los chicos tenemos derecho a una mamá y un papa”. Detrás de las consignas resonaban ecos conocidos: los de la cruzada ultraconservadora que cinco años antes había intentado frenar el mismo derecho en España. Entonces, entre sus puntas de lanza estaba el fundador de HazteOír Ignacio Arsuaga, que con la experiencia a sus espaldas viajaría a Buenos Aires para sumarse a la ofensiva. Desde allí llegó a afirmar: “Si nosotros participamos en esta batalla cultural y llegamos a las conciencias y corazones de la gente, la mayoría seguirá posicionándose a favor de la vida, la familia y las libertades”.
La escena no es una excepción. Así lo revela una nueva investigación impulsada por la Asociación de Derechos Sexuales y Reproductivos, que ha analizado el papel de las fuerzas de extrema derecha españolas en la expansión de los discursos antiderechos en la agenda global. La conclusión es que España desempeña un rol clave a través de actores como HazteOír, el Opus Dei o Vox, que han creado redes y articulado “estrategias transnacionales” que han acabado impactando en América Latina o África, señala el estudio, que se presentará al público este jueves en Barcelona.
El informe, elaborado por un equipo de nueve investigadores capitaneado por la brasileña Sonia Corrêa, ilustra a través de los casos de cinco países –Argentina, Chile, Guatemala, El Salvador y Kenia– cómo la influencia española “ha contribuido” en el exterior al crecimiento de la extrema derecha y al bloqueo de los derechos sexuales y reproductivos como el aborto. Los autores definen a España como “un nodo” que “exporta” discursos, ideas y tácticas con el objetivo de “dar la batalla cultural contra determinados consensos”, es decir, “hacer cada vez más aceptable la idea de que no solo algunos derechos son prescindibles, sino que deben ser revertidos”.
Con el tiempo, España se ha convertido “en uno de los centros de origen y gestión” de algunos de los grupos que lideran esta ofensiva: HazteOír y su filial internacional CitizenGo, la Red Política de Valores (PNfV), Vox y el Opus Dei. El estudio analiza la actividad de estos cinco actores fuera de nuestras fronteras y explica que, al mismo tiempo, España se ha posicionado como “un país anfitrión” del movimiento global de ultraderecha, tal y como demuestra la cumbre de PNfv celebrada en el Senado el pasado diciembre o la organizada en Madrid por los Patriotas europeos, con presencia de Santiago Abascal, el húngaro Viktor Orbán o Marine Le Pen.
Agitación y cumbres globales
Tanto HazteOír como CitizenGo, señalados en algunas investigaciones por su cercanía con la sociedad secreta El Yunque, actúan como “motores de movilización y agitación”, con campañas de presión o recogidas de firmas. Por su parte, el Opus Dei acumula una larga trayectoria de expansión territorial desde finales de los años 40, en pleno franquismo, gracias a una estrategia de “reclutamiento de élites” y difusión a través de la fundación de centros educativos y universidades. La PNfV, presentada en 2014 en Nueva York, fue creada por el exministro del Interior Jaime Mayor Oreja como una plataforma transnacional, que reúne y convoca a los principales líderes de esta ofensiva.
La última pieza del puzle español vino de la mano de Vox, que desde su irrupción “comenzó a invertir una importante dosis de energía en fortalecer las relaciones” con países de habla hispana. Lo hace fundamentalmente a través de su think tank, Disenso, al que la formación transfiere 2,5 millones de euros al año. En su consejo asesor hay figuras clave de la extrema derecha latinoamericana y en 2020 impulsó el Foro Madrid, una alianza internacional que ha popularizado el concepto de “Iberosfera” y ha celebrado encuentros en Bogotá, Lima, Buenos Aires y Asunción que conectaron a Vox con políticos como el chileno José Antonio Kast o Javier Milei.
En Argentina, tras el desembarco de HazteOír llegaría el de CitizenGo tres años más tarde, que desde un principio “reforzó el campo conservador” a través de alianzas con grupos locales que abonaron el terreno para que en 2018, cuando el país comenzó a debatir la ley del aborto, la oposición ultra estuviera preparada. El estudio identifica este como un momento “catalizador” que “sentó las bases para el surgimiento de la ultraderecha” y señala fenómenos clave como la insistencia de HazteOír en “elevar” a nivel internacional a perfiles como el del politólogo Agustín Laje, que en una gira por España de la mano de Ignacio Arsuaga conoció a Abascal y que después estudiaría en la Universidad de Navarra, del Opus Dei.
Las conexiones se produjeron también en el entorno de la filial argentina de El Club de los Viernes, una plataforma española de extrema derecha que desde 2018 organizó charlas y eventos a los que asistieron figuras como el por entonces conocido como economista Milei, la actual vicepresidenta argentina Victoria Villarruel o el número dos de Vox, Javier Ortega Smith. Así, cuando Disenso pubicó su iniciativa Carta de Madrid, entre sus primeros firmantes figurarían Villarruel y el actual Secretario de Culto del gobierno argentino, Francisco Sánchez, que a su vez es miembro de la PNfV. Milei la firmó en 2021.
De Kast al ultraliberalismo guatemalteco
En Chile, tras un ciclo de avances legislativos y el estallido social de 2019, la investigación identifica una “restauración conservadora” explotada particularmente por José Antonio Kast, abanderado del legado de Augusto Pinochet y candidato a las elecciones de noviembre. También firmante de la Carta de Madrid, Kast logró “reforzar” su perfil como líder ultraderechista desde que llegó a la presidencia de la Red Política de Valores en 2022, apunta el estudio. El cargo lo ocupó hasta 2024, de hecho, su último gran acto público fue precisamente la cumbre del Senado, en la que reunió a líderes como Mayor Oreja, la eurodiputada de Vox Margarita de la Pisa o Brian Brown y Sharon Slater, puntas de lanza de la cruzada antiaborto en EEUU.
El informe detalla también cómo la puerta de entrada de la extrema derecha española en Guatemala ha sido el ultraliberalismo económico “y sus vínculos con la élite empresarial”. Entre los actores clave destaca la Universidad Francisco Marroquín, un centro privado del que este verano se habló mucho en España después de que la exmiembro del PP Noelia Nuñez falsificara su currículum y afirmara que era una de sus profesoras. La institución, con sede en Madrid, es “un semillero” de ideas ultraliberales y un “punto de convergencia crucial donde la oligarquía empresarial se fusiona con las élites católicas asociadas al Opus Dei”, esgrime el estudio, que apunta a que la fundación Disenso “ha utilizado” la universidad “como punto de apoyo para ampliar su influencia”.
A ello se suman las conexiones del think tank de Vox con el Movimiento Cívico Nacional, una organización clave en el panorama local conservador que en el pasado fue acusado de casos de corrupción, y la presencia de CitizenGO en el país desde 2021, donde lleva a cabo campañas con el aborto o los derechos LGTBI. El informe se detiene también en el caso de la familia Gutiérrez, una de las más ricas de Guatemala: uno de sus miembros, Dionisio Gutiérrez, es fundador de la Fundación Libertad y Desarrollo, que “comparte una postura similar” a la de Disenso y que tiene sede en Guatemala, Miami y Madrid. Además, ha organizado encuentros en la capital y en Oviedo durante seis ediciones, la última en mayo de este año.