Los argentinos enfrentan la semana previa a las elecciones nacionales para renovar el Congreso inmersos en un clima de incertidumbre sobre la situación económica y como espectadores de una campaña muy negativa, pobre de ideas y propuestas de futuro, que termina reafirmando la desconfianza y la desafección de la política del ciudadano común.
Como bien ha señalado el experto en comunicación política Mario Riorda, hace tiempo que las campañas electorales (a nivel mundial) han dejado de lado su función de ser ámbito de debate de futuras políticas públicas, orientando a los ciudadanos para tomar decisiones basadas en el análisis de propuestas y el debate ideológico. Hoy son “verdaderos plebiscitos emocionales de los ejecutivos de turno”, donde el diálogo democrático se deja de lado y su ause