Por: Mario Solano
En la política actual, seguimos observando una peligrosa tendencia: la primacía de la ideología sobre las necesidades de la ciudadanía. A menudo, el dogma se impone sobre la realidad, y los resultados, según la historia todos son trágicos. China ofrece una de las lecciones más claras sobre esta disyuntiva. Durante la era de Mao, la ideología lo era todo. La pureza doctrinal comunista dictaba cada aspecto de la vida.
Sin embargo, esta rigidez ideológica, sumió a la nación en una profunda crisis. El resultado fue una hambruna generalizada y una diáspora masiva de ciudadanos chinos, que huían de su propia tierra, simplemente porque no tenían con qué comer.
Tras la muerte de Mao, los nuevos líderes del partido, analizaron la catastrófica situación. Vieron el hambre de su p