Denise Dresser (*)

Salieron videos. Hubo eventos con luces, discursos encendidos y selfies triunfales anunciando la nueva imagen del Partido Acción Nacional. Hablaron de renovación, de relanzamiento, de reencontrarse con la ciudadanía. Se presentaron logos rediseñados, promesas recicladas y un llamado a “volver a creer”. Pero justamente eso —ese relanzamiento tan limitado, tan cosmético— revela que no entienden que no entienden.

Porque el PAN no es una víctima inocente del populismo autoritario que hoy domina a México. Es su padre ausente, su partero irresponsable, su coautor involuntario. Durante doce años de gobiernos panistas —los de Vicente Fox y Felipe Calderón— el país experimentó una alternancia en la cual el PAN no rompió con el antiguo régimen. Con demasiada frecuencia lo mimeti

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