La administración de Donald Trump ha reforzado su ofensiva económica contra Rusia con la imposición de sanciones a sus dos mayores compañías petroleras, Rosneft y Lukoil, en un intento por aumentar la presión sobre el Kremlin y forzar un avance en las negociaciones de paz con Ucrania. El Departamento del Tesoro, a través de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC), anunció la congelación de los activos de ambas corporaciones en territorio estadounidense y prohibió a empresas y ciudadanos de EE.UU. mantener relaciones comerciales con ellas o con sus filiales. La medida, según Washington, busca reducir los ingresos energéticos que sostienen el esfuerzo militar ruso.
“El presidente Putin ha demostrado que no tiene intención de poner fin al conflicto”, señaló el secretario del Teso