El expresidente brasileño Jair Bolsonaro ha comenzado a cumplir una condena de 27 años y tres meses de prisión por su participación en un complot para dar un golpe de Estado. La decisión fue tomada por el Supremo Tribunal Federal de Brasil, que confirmó la sentencia y desestimó las últimas apelaciones de su defensa. Bolsonaro, quien se encontraba en prisión domiciliaria desde agosto, fue trasladado a la sede de la Policía Federal en Brasilia el pasado sábado. Esto ocurrió tras dañar su tobillera electrónica, lo que generó un "riesgo de fuga". Desde entonces, permanece en una celda especial con comodidades como aire acondicionado y un televisor. La condena se deriva de su intento de revertir los resultados de las elecciones de 2022, donde perdió ante Luiz Inácio Lula da Silva. Según el tribunal, Bolsonaro lideró una organización que buscaba desestabilizar el gobierno electo, incluso planeando un ataque contra Lula. El juez Alexandre de Moraes, del STF, fue quien ordenó el encarcelamiento de Bolsonaro, quien había estado bajo arresto domiciliario por violar medidas cautelares en otro caso. La corte determinó que todas las apelaciones se habían agotado, dejando firme la sentencia. La defensa del exmandatario ha anunciado que presentará un nuevo recurso, argumentando que el tribunal se apresuró en su decisión. Sin embargo, el STF ha declarado que no hay motivos para revisar la condena. Bolsonaro, de 70 años, ha enfrentado problemas de salud, incluyendo episodios de ansiedad y complicaciones tras un ataque con arma blanca en 2018. Su defensa ha solicitado que cumpla su pena en arresto domiciliario por razones médicas, pero el tribunal aún debe decidir sobre esta petición. La situación de Bolsonaro se complica aún más, ya que su condena incluye la inhabilitación para ocupar cargos públicos tras cumplir su pena. La corte ha dejado claro que no se tolerarán intentos de eludir la justicia, y la condena de Bolsonaro marca un hito en la política brasileña, reflejando la gravedad de sus acciones durante su mandato.