Ángela Vivanco dice que hace su vida normal. Que su rutina —tras ser removida de la Corte Suprema— no ha cambiado. Pero sí confiesa que se ha imaginado todos los escenarios posibles. Incluso, el de caer a prisión en medio de la trama por corrupción en la que —se le acusa— tiene un rol estelar. Un pensamiento que acecha a la exministra y vocera de la Corte Suprema especialmente después de que su pareja, Gonzalo Migueles, ya corriera esa suerte, formalizado por cohecho reiterado y lavado de activos.
En esta entrevista con la Unidad de Investigación de Bío Bío, la abogada de 62 años se declara inocente: dice que su nexo con los abogados Mario Vargas y Eduardo Lagos nunca fue estrecho, que por eso —en parte— no se inhabilitó, y que jamás recibió dinero de alguno de ellos. Y aunque no confirma

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