El Gobierno ejecutará este martes la destitución de Antonio Hernández , director del Departamento de Coordinación Política de Moncloa y considerado la mano derecha de Paco Salazar , el exdirigente socialista señalado por presunto acoso sexual a varias trabajadoras del PSOE y de la Presidencia del Gobierno. Hernández, un cargo de máxima proximidad al núcleo político del Ejecutivo, había desarrollado toda su carrera con una fuerte vinculación al socialista sevillano, a quien debía «gran fidelidad».
La decisión, adelantada por elDiario.es y confirmada por RTVE, supone el primer movimiento interno de Moncloa tras destaparse las denuncias formuladas por colaboradoras que afirman haber sido víctimas de Salazar. Según dichas informaciones, Hernández figuraría entre quienes presuntamente encubrieron la conducta delictiva atribuida al exasesor, lo que hacía «insostenible» su permanencia en el entorno del presidente.
Además, la vicepresidenta primera y líder del PSOE andaluz, María Jesús Montero , ha apartado a Hernández de la Ejecutiva Regional del PSOE-A , profundizando el aislamiento del dirigente dentro del aparato del partido.
Cinco meses sin medidas y una destitución que llega tarde
La destitución se produce tras cinco meses de parálisis interna , durante los cuales las primeras denuncias de acoso contra Salazar quedaron, según diversas informaciones, en un limbo administrativo . Una situación que ha provocado una creciente revuelta en federaciones socialistas , indignadas por lo que consideran un grave fallo del recién creado Comité Antiacoso del PSOE .
El propio Pedro Sánchez , en conversación informal con periodistas durante el acto del Día de la Constitución , argumentó el retraso en que dicho comité estaba «dando aún sus primeros pasos». Sin embargo, esta explicación no ha frenado el malestar interno ni la percepción pública de inacción.
El caso Salazar, que estalla tras el escándalo Ábalos , ha supuesto un golpe devastador para el PSOE. Dirigentes consultados por diversos medios consideran que la crisis revela un problema estructural en la gestión de denuncias internas y un daño político profundo por el contraste entre el discurso feminista del partido y la práctica real en el manejo del caso.
Soledad política de Sánchez en el Congreso
La tensión dentro del Ejecutivo se hizo visible durante los actos institucionales del aniversario de la Constitución . En contraste con años anteriores, cuando los ministros acompañaban a Sánchez exhibiendo unidad, en esta ocasión la mayoría abandonó el Congreso inmediatamente después del acto oficial.
De los diecinueve miembros del Consejo de Ministros presentes, únicamente María Jesús Montero y Sara Aagesen permanecieron junto al presidente en los pasillos. El gesto fue interpretado como una muestra de aislamiento del jefe del Ejecutivo en plena crisis derivada de los casos Salazar , Ábalos y otros escándalos que han erosionado al Gobierno.
Montero, además, arrastra su propia exposición al caso por la relación profesional previa con Salazar en Andalucía , un vínculo que sectores críticos utilizan para pedir mayor transparencia y responsabilidades.
Primer paso de una purga mayor
Fuentes del partido consideran que el cese de Hernández es solo el primer eslabón de una cadena de destituciones que podría ampliarse conforme avance la investigación interna y la presión política. La sensación generalizada es que el PSOE ha reaccionado tarde y obligado por la presión mediática y territorial.
La destitución, filtrada este domingo, pretende enviar un mensaje de firmeza. Sin embargo, en el seno socialista muchos dudan de que sea suficiente para contener una crisis que ha abierto una grieta profunda en la imagen del Gobierno y ha desatado un terremoto en la estructura orgánica del PSOE.

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