Al parecer ya el presidente de la República no piensa modificar por enésima vez su gabinete. Por lo menos, antes que insistir en la anunciada remoción ministerial de la semana anterior, fruto del chasco que se llevó en la elección de un magistrado para llenar una vacante de la Corte Constitucional, se decantó, una vez más, por el otro distractor que siempre tiene a la mano: el ya conocido expediente de una Asamblea Nacional Constituyente.

Pero, claro, no habría ninguna necesidad de una salida extraordinaria de este tipo si el motivo de lo que se pretende, al decir presidencial, es modificar el sistema de elección de los nueve magistrados de aquella corporación.

De hecho, sería un error llevarlo a cabo, pues hasta el momento, transcurridas más de tres décadas de haber convertido la sala c

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