España tiene menos fumadores que nunca: ocho millones. Consumen tabaco el 28,9% de los hombres y el 22,6% de las mujeres, unos porcentajes se han ido reduciendo –con picos y valles en los últimos años– con más lentitud de la que se esperaba. El Ministerio de Sanidad quiere dar un empujón a la caída de fumadores con una nueva norma contra el tabaquismo que ha recibido el primer visto bueno del Gobierno este martes.

El Consejo de Ministros ha aprobado el anteproyecto de ley que modifica la primera norma que hubo en España frente al consumo de tabaco. Han pasado 20 años desde entonces y era un clamor entre las sociedades científicas seguir dando pasos en la lucha contra esta sustencia a través de las leyes. “Queremos ser vanguardia otra vez, los tiempos han cambiado y hay nuevas necesidades de salud pública. Sabemos que el tabaco se lleva la vida de 140 personas cada día en nuestro país, 50.000 al año”, ha dicho la ministra Mónica García en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros.

Una de las grandes novedad de la ley –y también la más mediática– es la ampliación por primera vez de la prohibición de fumar a espacios exteriores. Hasta ahora, la normativa nacional solo limitaba el consumo en interiores. Serán áreas sin humo las terrazas en la hostelería, los recintos donde se desarrollen espectáculos públicos, instalaciones deportivas, parques infantiles, estaciones de transporte y centros educativos. “Sobre esta medida hay un consenso entre los fumadores pero también entre los no fumadores”, ha asegurado García.

Además, la norma suma nuevos interiores a las restricciones, como el interior de los “vehículos de transporte con conductor” y marca un perímetro en el entorno exterior de algunos espacios como edificios públicos, centros sanitarios y sociales públicos y privados, educativos, universidades, museos, bibliotecas y otros centros de enseñanza o culturales públicos o privados, centros deportivos y parques o recintos infantiles. Queda prohibido el consumo a menos de 15 metros lineales de todos estos lugares tanto de tabaco convencional como de otros productos asimilables, como los vapeadores.

Este es el segundo gran cambio de la ley: todas las prohibiciones se aplican para todos los productos del tabaco, sobre los que hasta ahora había una laguna legal. Ahora solo estaban prohibidos en centros sanitarios, educativos o el transporte. Con la nueva ley, los siguientes productos quedan definidos y regulados específicamente: los cigarrillos electrónicos con o sin nicotina, las bolsas de nicotina para uso oral (ya sean en sobres, polvo o comprimidos), los productos a base de hierbas como las shisas aunque no tengan tabaco y los dispositivos para el consumo de productos calentados.

Los vapeadores de un solo uso salen también del mercado: no se podrán comercializar “tanto por su impacto ambiental como por su accesibilidad para la población joven”. “Son los productos baratos, vienen con sabores dulces y con envoltorios llamativos, ni siquiera los que los consumen a veces saben que llevan nicotina”, ha justificado García.

“La equiparación legal responde a la necesidad de dar una respuesta homogénea desde el punto de vista de la salud pública, atendiendo a los efectos similares de estos productos sobre las personas consumidoras y el entorno, así como a la visibilidad social del consumo y su influencia en los hábitos juveniles”, apunta Sanidad en una nota de prensa, que recuerda que estos pasos se alinean tanto con las recomendaciones de la Comisión Europea como los objetivos del Plan Europeo de Lucha contra el Cáncer y el Código Europeo contra el Cáncer.

El anteproyecto modifica también las normas aplicables a la publicidad, la promoción y el patrocinio de los cigarrillos extendiendo las restricciones que ya existen a todos los nuevos productos que se regulan por primera vez. Es decir, no será posible publicitar vapeadores en redes sociales ni distribuir muestras o descuentos. Tampoco en medios impresos o audiovisuales ni en mobiliario o instalaciones de bares o discotecas. “Esto incluye rótulos, carteles, mobiliario urbano o de hostelería que incorpore logotipos, imágenes o referencias a marcas de productos del tabaco o productos relacionados”, especifican desde el Ministerio. Las marcas no podrán prodigarse en eventos o festivales o actividades deportivas, ni presenciales ni en entornos digitales y los espacios donde esté prohibido el consumo tendrán que señalizarlo de manera visible.

Otro punto importante de la ley está relacionado con los menores. Por primera vez, el articulado prohíbe “expresamente el consumo de tabaco y productos relacionados” a niños, niñas y adolescentes. La norma actual limita estas restricciones a la venta y a la entrega, pero no al consumo.

El punto caliente del empaquetado genérico

Aunque la norma recoge avances importantes, si nada cambia quedará más rebajada de lo que hubiera querido el equipo de la ministra Mónica García por discrepancias internas dentro del Ejecutivo.

El anteproyecto inicial incluía el empaquetado genérico o neutro, una de las grandes reivindicaciones de los profesionales de la salud por su eficacia para disminuir el consumo. Pero la falta de consenso en la coalición que forma el Gobierno ha dejado fuera esta medida. Sanidad no renuncia a que la medida pueda incluirse posteriormente, una vez la ley entre en la fase de negociación parlamentaria.

Las organizaciones que trabajan para combatir el tabaquismo como el Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT) y la plataforma Nofumadores.org han cargado contra el Gobierno por esta decisión. A su juicio, significa “ceder a las presiones de la industria del tabaco” y “priva a la sociedad española de una medida que ya se ha implantado con éxito en países vecinos y que contribuye a evitar el inicio del tabaquismo en la adolescencia”. Tampoco va a recoger el incremento del precio con el aumento de la fiscalidad en el que Sanidad llevaba meses negociando con el departamento de Hacienda.

“Sabemos que hay intereses, que los ejercen y los ejercerán para hacer negocio en detrimento de la salud de los ciudadanos y en favor de la enfermedad y la adicción. Pero la salud siempre la vamos a poner por delante de los intereses comerciales”, ha zanjado García.