La reciente redada migratoria en Georgia ha generado una fuerte reacción en Corea del Sur. El presidente surcoreano, Lee Jae Myung, calificó la detención de aproximadamente 300 ciudadanos surcoreanos como una "violación injusta" de sus derechos. Esta operación fue llevada a cabo por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) en una fábrica de Hyundai-LG en el sur de Georgia, donde algunos detenidos fueron vistos esposados y encadenados.

Lee expresó su preocupación por la seguridad de los ciudadanos surcoreanos, afirmando que "deben haber quedado muy conmocionados por este repentino acontecimiento". En respuesta a la situación, el Gobierno surcoreano anunció que los detenidos serán repatriados al Aeropuerto Internacional de Incheon en un vuelo chárter a finales de esta semana, tras negociaciones con Estados Unidos. Korean Air ha confirmado que un Boeing 747 partirá de Corea del Sur hacia Atlanta para facilitar este proceso.

La redada, considerada una de las más grandes en años, ha suscitado críticas en Corea del Sur, especialmente en un momento en que el país está invirtiendo miles de millones de dólares en Estados Unidos. La planta en Georgia, que se espera comience a operar el próximo año, podría generar hasta 8.500 empleos, pero la redada ha empañado estos planes.

El presidente Lee también envió al ministro de Asuntos Exteriores, Cho Hyun, a Washington para discutir la situación. Aunque no está claro el papel del ministro en el proceso de repatriación, el Gobierno surcoreano busca mitigar el descontento creciente en el país. El portavoz del opositor Partido del Poder Popular calificó la redada como un "desastre diplomático sin precedentes".

Las imágenes de los detenidos han circulado ampliamente en Corea del Sur, generando cuestionamientos sobre el trato de Estados Unidos hacia sus ciudadanos. Algunos líderes políticos han exigido una disculpa del presidente Trump y medidas para evitar que situaciones similares se repitan. La redada ha sido objeto de atención en los medios surcoreanos, que analizan el impacto en las relaciones comerciales y diplomáticas entre ambos países.

El estado de las visas de los trabajadores detenidos está bajo investigación. Algunos de ellos ingresaron a Estados Unidos con visas de trabajo, mientras que otros se encontraban en el país bajo el Programa de Exención de Visas. La situación ha generado preocupación sobre el futuro de la alianza entre Corea del Sur y Estados Unidos, que ha sido fundamental durante más de siete décadas.