Los líderes mundiales comienzan a reunirse el lunes en uno de los momentos más volátiles en los 80 años de historia de las Naciones Unidas, y los desafíos que enfrentan son tan graves como siempre, si no más: guerras implacables en Gaza y Ucrania, cambios crecientes en la estrategia de Estados Unidos hacia el mundo, personas hambrientas en todas partes y tecnologías que avanzan más rápido que la comprensión de cómo gestionarlas.

Las Naciones Unidas en sí mismas, que surgieron de los escombros de la II Guerra Mundial con la premisa de que las naciones trabajarían juntas para abordar problemas políticos, sociales y financieros, están en crisis. Como dijo el secretario general António Guterres la semana pasada: "La cooperación internacional está bajo presiones nunca vistas en nuestras vidas"

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