La conferencia de prensa conjunta del pasado jueves entre la presidenta Claudia Sheinbaum y el primer ministro canadiense Mark Carney mostró a dos jefes de gobierno hablando de cooperación, integración y optimismo frente a la inminente revisión del T-MEC. Ambos insistieron en que la competitividad de América del Norte depende de mantener un frente común, de no ceder a tentaciones bilaterales y de fortalecer cadenas productivas que han hecho de la región la más integrada del planeta. Carney incluso habló de una “alianza estratégica integral” anclada en prosperidad, seguridad, inclusividad y sostenibilidad; la presidenta subrayó que el tratado no solo genera inversión y comercio, sino también empleos mejor remunerados e innovación.
Ese optimismo contrastó con la realidad impuesta por Donald