Talgo intensifica su caída lastrada por las deudas y la multa de Renfe, a la espera de un plan de rescate capitaneado por capital público-privado vasco, en el que estará también el Gobierno central a través de la Sepi, pero que no acaba de llegar. Sobre el papel todo está dispuesto para que la empresa cambie de accionariado, pero en la práctica, el plan sigue sin materializarse y, mientras tanto, la compañía acumula números rojos. Según la información que ha trasladado este martes a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), Talgo perdió en el primer semestre de este año 65,71 millones de euros. En el mismo periodo del año anterior sus resultados fueron positivos en 14,57 millones.

En una nota de prensa, en la que se omite el dato del resultado negativo, la compañía destaca los ingresos de 270,1 millones de euros, aunque esta cifra supone una caída del 22% frente al mismo periodo del año pasado. También destaca la cartera de pedidos en “récord histórico” de 4.967 millones de euros por la nueva adjudicación de Flixtrain de un contrato de fabricación de hasta 65 unidades, con un primer pedido en firme de 30 trenes Talgo 230 y su mantenimiento durante 15 años. En este sentido, destaca que los trenes para DB (Alemania) y DSB (Dinamarca) están ya homologados y en el caso del proyecto para la DB se ha iniciado ya la recepción. De hecho, indica que el 17 de octubre se realizará una presentación oficial del Talgo 230 en Berlín por parte de Deutsche Bahn (DB). No obstante, la compañía y DB están negociando para reducir la flota de trenes a suministrar por parte de Talgo, de 79 a 60 unidades, una reducción que impacta en su cuenta de resultados, que se debilita a la espera del cambio de accionariado que la empresa someterá a la aprobación de la Junta General de Accionistas y posteriormente formalizará antes de final de año.

Lo cierto es que la operación de compra de Talgo por parte de un consorcio vasco encabezado por el propio Gobierno autónomo, a través de su fondo de inversiones Finkatuz, el empresario propietario de Sidenor, José Antonio Jainaga , y las Fundaciones bancarias BBK y Vital -ambas accionistas de Kutxabank- y que se anunció a bombo y platillo en el mes febrero, ha resultado mucho más complicada de lo que se había previsto y más de siete meses después está sin cerrarse, aunque nadie duda de que el pacto está encarrilado para llegar a buen puerto. Lo que no se sabe es cuándo.

El propio lehendakari Imanol Pradales reconocía este mes de junio que en el Gobierno vasco esperaban un proceso “más sencillo” . Pero se encontraron con que la multa impuesta por Renfe a la empresa por retrasos en la entrega de trenes, y que ascendía 116 millones, era imposible de quitar e impactaba de forma directa en el balance de la empresa dificultando un plan de financiación necesario para reflotar la empresa. Euskadi ha hecho una gran apuesta por esta compra en una demostración de poder y capacidad para arraigar empresas tractoras a Euskadi. Talgo tiene su planta más importante en Rivabellosa, Álava, y la sede social, antes en Euskadi, marchó a Madrid en los peores tiempos de la amenaza de ETA al empresariado. El objetivo es que vuelva a ser una empresa vasca, en sede y en capital. Por eso, la compra de Talgo se ha convertido en un asunto 'de país' con el que el PNV, socio esencial del Gobierno central en el Congreso, ha presionado en los debates en la Cámara baja , y que se ha negociado sobre la mesa de los representantes de los Gobiernos central y vasco al más alto nivel. De hecho, una de las concesiones que el lehendakari Pradales se llevó de su último encuentro bilateral con Pedro Sánchez en el mes de julio fue el compromiso de la entrada de Sepi en el capital y la colaboración la inversión de Talgo de forma conjunta con los socios vascos para aliviar así su deuda y facilitar los convenios de financiación con la banca. Entre ambas administraciones inyectarán 150 millones en Talgo antes de que se materialice la compra.

Los integrantes del Consorcio vasco: El presidente de BBK, el consejero de Industria, Jainaga, el consejero de Hacienda y el presidente de Vital.

Tras ese acuerdo, la participación de Sepi en la empresa -medida que ya se ha autorizado por el Consejo de Ministros- se concreta con una inyección de 75 millones de euros en la compañía. 45 millones serán para suscribir una ampliación de capital, con lo que el organismo público tendrá un porcentaje del capital de 7,87%. Los 30 millones restantes servirán para suscribir obligaciones convertibles que emitirá Talgo. La parte vasca completa el 'préstamo' a Talgo con otros 75 millones de euros. Ekarpen, sociedad destinada a canalizar inversiones en las empresas, en la que participa el Gobierno vasco a través del Instituto Vasco de Finanzas, Kutxabak, las diputaciones forales de Bizkaia, Gipuzkoa y Álava, y Mondragon Inversiones, pondrá 50 millones de euros. Los 25 millones restantes se aportarán por parte de BBK y Vital, que participan en la operación Talgo. Ekarpen ya ha realizado una ampliación de capital para afrontar esta inversión .

Ahora las miradas están puestas en que la empresa consiga la aprobación por las entidades financieras de una nueva estructura de endeudamiento integrada en dos tramos: Por un lado, financiación de 650 millones de euros con vencimiento a 6 años y una línea de circulante de 120 millones con vencimiento a 3 años con extensión automática durante 2 años. Y de forma adicional, una nueva línea de avales por parte de las entidades financieras de 500 millones de euros. Esta estructura de endeudamiento es la que se está negociando ahora en el más absoluto mutismo.

La renegociación de la deuda dará paso a la firma definitiva de la compra. El consorcio vasco encabezado por Sidenor, junto al Ejecutivo vasco, BBK y Vital se hará con el 29,76% de la empresa -al no llegar al 30% evita una OPA- pagando 4,15 euros por acción, que se ampliaría a con 0,85 euros más, vinculada esta horquilla a la consecución de determinados hitos industriales. Este es el precio por acción que se fijó en el momento de la compra, para poder contrarrestar la OPA que estaba sobre la mesa, que ofrecía 5 euros por acción, pero hoy en día está muy encima del valor actual de las acciones. Este martes han cerrado el mercado bursátil a un precio de 2,74 euros.

La opción vasca para la compra de Talgo tuvo desde el primer momento el visto bueno del Gobierno de Sánchez desde que hace más de un año arrancó su proceso de cambio en el accionariado, tras la decisión del Fondo el fondo Trilantic, que comparte la propiedad de la compañía con la familia Oriol, de vender su parte de la empresa. El Consejo de Ministros vetó la OPA de la compañía húngara Magyar Wagon , en agosto de 2024 alegando razones de seguridad nacional y relaciones de la compañía con capital ruso. Otras empresas, como la polaca Pesa o la india Jupiter Wagons también mostraron su interés por el fabricante de trenes, pero el Gobierno siempre ha defendido una operación con capital nacional.