Me declaro a favor de la fantasía, de mantener la ilusión de que todavía hay sitio para el misterio en este universo newtoniano y mecánico. Pero quizás el espacio para hacerlo y alimentar esta gozosa inocencia infantil no son las portadas de la prensa. Trump se aferra a la idea de que es un gran líder mundial capaz de asear las guerras del planeta e intenta con Palestina colgarse, por fin, una medalla digna del mágico Andreu. Y sorprendentemente –o quizás no tanto– hay periódicos que le siguen el juego y aplauden este desfile de carrozas discursivas delirantes cada uno más fastuoso que el anterior. La Razón , por ejemplo, explicaba en primera página: "Netanyahu y Trump pactan en la Casa Blanca un plan de paz para Gaza". O El Mundo : "Netanyahu acepta el plan Trump: alto el fuego, entre
Trump y Netanyahu son los padres

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