En Guanajuato, una madre cuenta a sus muertos y desaparecidos mientras el estado cuenta victorias. A medida que las desapariciones aumentan bajo la presidencia de Claudia Sheinbaum, las propias buscadoras se convierten en presa. La crisis de México es estadística e íntima, sistémica y personal, y la negación no hace más que profundizar la fosa.

Un dolor privado en una guerra pública

«Mi hijo cayó muerto ahí», dice Eva María Vázquez, señalando la casa sin terminar en Irapuato donde hombres armados irrumpieron, la amarraron junto a su pareja boca abajo y asesinaron a su hijo Jaime González en el piso de arriba. Era el tercer hijo que perdía a causa de la violencia. Antes de irse, los asesinos se llevaron a su pareja, José Francisco “Panchito” Arias —buscador voluntario del colectivo Hasta

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