El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca ha sacudido el cálculo de la política exterior latinoamericana. Desde el giro arancelario de México hasta la rebeldía judicial de Brasil, los gobiernos están recalibrando su posición entre Washington y Pekín. El resultado no es una alineación ordenada, sino una estrategia pragmática de equilibrio: un reajuste en tiempo real de las relaciones de poder en el hemisferio.

La apuesta pragmática de México por las reglas de Washington

En Ciudad de México, la presidenta Claudia Sheinbaum está apostando el futuro del país a la previsibilidad con su vecino del norte, incluso si eso significa enfurecer a su segundo socio comercial más grande. Recientemente envió al Congreso una propuesta para imponer aranceles de hasta un 50% a las importaciones chinas, i

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