Javier Milei fue la gran estrella de la última campaña electoral. En 2023 y desde su rol de opositor, pateó el tablero del sistema político con una actitud y un discurso rupturistas que se montaron sobre las ruinas de lo existente y lo llevaron a la Rosada. Su furia y su enojo empatizaban con las frustraciones de la población. Sus promesas de libertad, de castigo a “la casta” y dólares para todos prendieron en muchos que las creyeron genuinamente, y en muchos otros que eligieron creer como una última opción ante el fracaso de todo lo demás. Milei era la estrella que desde un nuevo firmamento guiaría al pueblo argentino a una nueva prosperidad. En menos de dos años de gobierno, esa estrella ya es sólo un nuevo hueco oscuro en un cielo ennegrecido para las grandes mayorías del país.

El pre

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