En El gran debate, Denzel Washington enseña a sus alumnos que el oponente no existe, que solo es una voz contraria a su verdad. Les entrena para defender ideas, no para buscar la verdad. Para convencer, no para tener razón. Y ahí está la clave: esa misma técnica es la que dominan los más de mil asesores de Pedro Sánchez. En la comisión sobre el caso Koldo, no explicó nada, no aclaró nada. Pero sus silencios lo delatan gracias sus “no me consta”, “no soy consciente”, “esto es un circo”, “investigación inquisitorial” , “no sé”; “lo desconozco” …

Convierte cada acusación en una escena más de su leído relato. Ese gesto, tan calculado, no es casual. También las gafas son su escudo. Pero si el presidente domina el teatro, los senadores parecen no saber en qué obra actúan. La mayoría llegó sin p

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