El presidente de EEUU ha anunciado en los últimos días un acercamiento a Brasil, que tiene unos aranceles del 50%, un recorte a China y un aumento a Canadá mientras la inflación no deja de subir en un contexto de cierre del gobierno y tibias rebajas de tipos

Trump anuncia un acuerdo con Xi para rebajar aranceles a China a cambio de la compra de soja de EEUU y suspender las restricciones a tierras raras

Donald Trump lanzó una guerra comercial contra todos los países del mundo en abril. Para ello, recurrió a una fórmula tan rebuscada como nunca usada para algo así: la Ley de Poderes Económicos de Emergencia Internacional (IEEPA). Es decir, el presidente de EEUU considera que la política arancelaria agresiva corresponde a una emergencia económica tal que tiene que saltarse el proceso legislativo y apelar a los poderes especiales de la IEEPA para ponerlos en marcha.

Lo cierto es que aquellos aranceles anunciados a principios de abril en el llamado Día de la Liberación, fueron recurridos por la oposición y, tras ganar la causa en instancias inferiores, ahora se encuentran en el Tribunal Supremo, cuyo fallo se espera para las próximas semanas.

¿Emergencia o capricho?

Donald Trump recurrió en abril a los poderes especiales para, sin pasar por el Capitolio, aplicar un arancel básico del 10% a todo el mundo, pero lo cierto es que a menudo sus anuncios han respondido más a las fobias y las filias personales que a una emergencia económica objetiva.

Por ejemplo, el presidente de EEUU anunció en julio aranceles del 50% a Brasil en represalia por el proceso judicial contra el expresidente Jair Bolsonaro por participación en un golpe de Estado contra Lula da Silva. Trump consideró que aquella causa era una “caza de brujas” e impuso unos gravámenes extraordinarios a Brasil, un país con el que EEUU tiene superávit comercial, que, a su vez, respondió con el anuncio de otro 50% a las importaciones de productos estadounidenses.

Trump se ha visto con Lula en los últimos días y ambos líderes han trasladado que la reunión fue bien, después de cruzarse en la Asamblea General de Naciones Unidas. De momento, el presidente de EEUU mantiene la presión arancelaria sobre Brasil, pero se espera que pueda haber algún alivio en las próximas semanas.

De momento, el Senado ha ido aprobando en estos días sendas resoluciones, gracias a un puñado de republicanos que votan con los demócratas, que censuran los aranceles generalizados denominados “recíprocos” por la Administración Trump, así como los dirigidos a Brasil y Canadá. La censura no tiene consecuencias, pero evidencia la oposición que existe a las políticas comerciales de la Casa Blanca.

Si el caso de Brasil es elocuente de la pulsión tan personal que guía las relaciones económicas y políticas con el resto de países, también lo es el de Canadá, que ha visto como el presidente de EEUU acaba de imponer un 10% extra para castigar al país por una campaña de la provincia de Ontario con un vídeo con una voz en off de Ronald Reagan criticando el proteccionismo económico. Las palabras de Reagan fueron pronunciadas en 1987, cuando aún era presidente, y pertenecen a un alegato emitido por la radio hace cuatro décadas que se ha hecho muy viral en los últimos meses. Y han sido emitidas en un partido de las World Series de béisbol, algo que Trump no ha podido soportar.

Presión al Supremo... ¿De quién?

Uno de los argumentos que ha usado Trump en los últimos días para castigar a Canadá ha sido atribuir a la campaña de Ontario la intención de intentar influir en el Supremo, una acusación que, por sí misma, ya supone una presión al tribunal.

Es más, prácticamente cada día el presidente de EEUU afirma en intervenciones públicas o en publicaciones en redes sociales que los aranceles son una herramienta fundamental para la economía del país. Así, no deja de repetir que, hace un año “el país estaba muerto” y que, en virtud de los aranceles, “ahora somos el país más atractivo [hottest, dice él] del mundo”.

Independientemente de eso, lo que está en juego en los tribunales no es tanto que se puedan aplicar o no aranceles. Lo que está en juego es el método: la denuncia impugna que una medida así pueda sortear el poder legislativo a través para recurrir a una ley que atribuye al presidente poderes especiales en caso de emergencia económica. Y eso es de lo que se quejan tanto los denunciantes que impugnaron la decisión en los tribunales como los senadores que han votado repetidas veces contra los supuestos aranceles “recíprocos” lanzados en abril.

¿Y qué emergencia económica hay un país que es el hottest del mundo? ¿Y qué emergencia económica es aquella por la cual los aranceles se ponen por motivos personales, como se está viendo con Brasil y Canadá?

Es más, tanto en la última cumbre de la OTAN como hace unas semanas, el propio Trump amenazó a España con represalias comerciales por la negativa del Gobierno español a cumplir con el 5% del PIB en gasto en defensa. Esas represalias nunca han terminado de consolidarse, pero suponen otro ejemplo de discrecionalidad personal que se compadece poco con la invocación de una ley extraordinaria.

Aranceles... ¿“recíprocos”?

A las pocas horas de lanzar Trump esta guerra comercial en abril, se descubrió rápidamente que la tasa arancelaria aplicada a cada país no tenía absolutamente nada que ver con los aranceles de esos países. La propia Administración Trump reveló que la supuesta fórmula compleja utilizada para calcular los aranceles “recíprocos” consistía en realidad en un cálculo muy sencillo, a partir del cociente entre el déficit comercial de Estados Unidos con cada país y las importaciones, con un mínimo del 10% si no hay déficit.

La supuesta fórmula matemática, que comienza así, según el comunicado del Departamento de Comercio de Estados Unidos, “consideremos un entorno en el que Estados Unidos aplica un arancel de tasa τ_i al país i y ∆τ_i refleja el cambio en la tasa arancelaria...”, en realidad se basa en castigar a los países con los que Estados Unidos tiene déficit comercial: los que le venden más de lo que compran. Es su manera de buscar “la reciprocidad para reconstruir la economía y restaura la seguridad nacional y económica”, según arguye el comunicado de la propia Casa Blanca.

Es decir, no son aranceles recíprocos: una cosa es una barrera arancelaria y otra el saldo entre lo que se le compra y le que se vende.

¿Están en vigor?

Durante muchos meses se jugó con al acrónimo TACO para definir la política económica de Donald Trump. Es decir, Trump Always Chickens Out, es decir, Trump siempre se raja.

Y lo cierto es que desde las amenazas al poco de llegar al cargo hasta la entrada en vigor de los aranceles pasaron varios meses. De hecho, los aranceles generalizados, los mal llamados recíprocos por Trump, entraron en vigor en agosto después de que el presidente de EEUU fuera publicando en Truth Social las cartas enviadas a cada país.

Ahora bien, luego algunos fueron cambiando, como es el caso de los países de la UE, donde inicialmente Trump anunció aranceles generales del 30% y, tras una negociación posterior con la Comisión Europea, los gravámenes se quedaron en el 15%.

Así, los aranceles que EEUU llama “recíprocos”, generalizados con un mínimo del 10%, terminaron entrando en vigor a principios de agosto.

Pero, además, están otros aranceles sobre productos específicos que fueron entrando en vigor, y que incluso han sido enmendados sobre la marcha. Por ejemplo, el 50% para el acero, el cobre y el aluminio, que inicialmente había sido del 25% y en unas semanas se multiplicó por dos. También están en vigor los aranceles del 25% para los automóviles, por ejemplo.

¿Acuerdo con China?

Donald Trump y Xi Jinping se reunieron en persona este jueves por primera vez en seis años. Y lo hicieron en un pequeño edificio de la base aérea de Gimhae, en la ciudad costera surcoreana de Busan.

La reunión de unos 100 minutos fue, según Trump, “increíble”. ¿Por qué?

En ella, según explicó el presidente de EEUU, se llegó a un acuerdo para reducir los aranceles del 20% que EEUU había impuesto a China con el argumento del fentanilo, hasta el 10%.